
La habitación esta más fría que nunca hoy. Las paredes se convierten en las mejores oyentes de todos los monólogos que logro hacer cuando estoy así. Así, tan fuera de foco, tan vacía por dentro. Repito mil veces las mismas palabras, ya no sé como expresarme. Perdí la razón en este tiempo, no sé qué decir, no sé cómo actuar. Estoy parada en un mismo lugar, mirando un punto fijo. Estoy intranquila, no aguanto esta incertidumbre de no saber hasta cuándo voy a tener que cargar con todo esto. Miro hacia atrás y sólo puedo ver imágenes que me recuerdan momentos como un flash. Pasan uno a uno, y una lágrima esta corriendo por mi mejilla ahora. En cada foto: todos los que quiero ahora conmigo, acá, y yo. Haría lo que sea para tenerlos toda mi vida junto a mi. Es ese apego a las personas, esa "necesidad" que a uno le parece tener. Lo cierto es que llegamos solos a este mundo y nadie depende de nadie. Los cambios están para crecer y los problemas para superarlos, y de las dos situaciones (como de cualquier otra) debería aprenderse. Yo no sé si estoy preparada para los cambios tan bruscos, me duelen, me hacen mal. No me acostumbro, no quiero esto, no quiero aceptar la realidad.
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